DESIERTO MARANJAB
Nos levantamos de buena mañana, desayunamos, hacemos las maletas y nos despedimos de nuestro hotel en Kashan.
A las 9 en punto, como habíamos quedado el día anterior, ya estaba el taxista en recepción, preparado para partir hacia uno de los tres grandes desiertos que posee Irán.
ARAN VA BIDGOL MOSQUE
Antes de llegar al desierto hacemos la primera parada del viaje en el santuario del Imam Zadeh Helal Ali, una de las mezquitas más impresionantes que pudimos contemplar en Irán.
Está ubicada en la población de Aran Va Bidgol, a unos 15 kilómetros al noroeste de la ciudad de Kashan, en las puertas del Desierto de Maranjab.
Nada más llegar, lo primero que nos llama la atención, son todas las tumbas que hay situadas frente a la puerta de la mezquita, de los mártires que murieron durante la guerra de Irán – Irak. Daba bastante lástima, la verdad, decenas de hombres, algunos muy, muy jóvenes fallecidos a causa del sinsentido…
Nos quedamos un poco fríos con lo que acabábamos de ver, pero intentamos no pensarlo mucho y seguimos camino a la mezquita.
Para poder acceder al recinto, las mujeres deben vestir chador. En la puerta de entrada hay situado un gran recipiente lleno de ellos, así que no hay problema.
El exterior nos pareció absolutamente grandioso. Una enorme plaza de forma rectangular con una fuente en el medio y rodeada por un edificio deslumbrante de distintos tonos de azules. Algunas zonas están cubiertas con una elaborada capa decorativa de color plata.
Realmente alucinante!!
Pero ya os adelanto que el interior de la mezquita, no se queda atrás…
Para poder acceder, tuvimos que descalzarnos, entrar por separado y por puertas distintas. En el interior también hay una especie de red, que separa la zona de mujeres, de la de los hombres.
Este santuario es muy sagrado, ya que aquí se encuentra enterrado, Hilal ibn Ali, hijo de Ali, y a su vez primo y yerno del profeta Mahoma.
Yo entraba con cierto temor y vergüenza… sola, con el chador puesto… que no veáis lo incómodo que es… pero en Irán siempre eres bienvenido y enseguida se me acercaron muchas mujeres para conversar y pedirme que les sacase fotos.
Hasta me regalaron pipas!! Si es que son lo más!!
DESIERTO DE MARANJAB
Volvemos al taxi y ahora ya sí, ponemos rumbo al desierto.
En un momento ante nuestros ojos se halla un gran paisaje desértico, sin apenas vegetación, pero bastante feo y monótono.
Tras un buen rato de conducción por fin divisamos a lo lejos un área con grandes dunas de arena. Debe de ser allí!!
Y así fue!! Para acceder hay que pagar 150.000 riales… sí, sí… como lo leéis!! Es la primera vez en la vida que nos cobran por pasear por un desierto. Pero en Irán es así… hay que pagar entrada por absolutamente todo!! Esta es una de las grandes pegas que le podemos poner a este viaje.
Tras pagar, ponemos rumbo a las ondulantes dunas de arena donde pasamos alrededor de 1 hora, duna arriba y duna abajo haciendo fotos y disfrutando del momento.
Tenemos que reconocer que es una zona bastante pequeña, nada que ver con otros desiertos que hemos visitado antes, pero las dunas son muy bonitas. Con frecuencia hay fuertes tormentas de arena que crean dunas que llegan a alcanzar los 50 metros de alto, así que realmente son muy atractivas a la vista.
Tras hacer un buen rato el tonto, disfrutar a tope del desierto y llenarnos de arena hasta los huesos, descendemos poco a poco las dunas hasta llegar al punto de partida, donde nos espera nuestro taxista con una grata sorpresa!!
Pic nic en medio del desierto!! Nos tenía ya cortadas unas rodajas de sandía bien fresquita, que no veáis lo bien que nos sentó después de la caminata por el desierto al sol de mediodía.
NAMAK SALT LAKE
Tras el refrescante almuerzo nos dirigimos a Namal Salt Lake.
Este enorme lago de sal de más de 1.800 km², está situado en el extremo oeste de uno de los 2 grandes desiertos de sal que existen en Irán, el Dasht-e-Kavir.
Sin duda este es el lugar que menos nos gustó de todo el tour por el desierto. No es la mejor época del año para visitarlo, ya que en verano y primavera, la poca agua que suele tener el lago, se evapora debido al calor.
Así que de agua, nada de nada… estaba todo sequísimo!! Sal había mucha, eso sí, a raudales!!
CARAVANSERAI
La última parada de nuestro tour por el desierto de Maranjab, es en un antiguo caravanserai.
Este tipo de alojamientos están situados en plena de la Ruta de la Seda y muchas caravanas lo transitaban en su camino de Europa a Asia o viceversa.
Aquí descansaban tanto animales, como personas y actualmente se ha convertido en un alojamiento para turistas. Tuvimos la oportunidad de ver las habitaciones y son bastante austeras. Hay que dormir en el suelo, eso sí… sobre una alfombra persa. No terminó de convencernos como alojamiento, la verdad…
NATANZ
Cuando llevábamos como tres cuartos de hora de trayecto, pasamos al lado de una gran Instalación Nuclear usada para el enriquecimiento de Uranio.
Lo que más nos llamó la atención fue una enorme batería antiaérea, que daba miedo, con tan solo mirarla de lejos…
En la carretera había grandes señales que prohibían sacar fotos o grabar vídeo. El taxista nos comentó que no lo hiciéramos, ya que era posible que en el aeropuerto a la hora de salir del país, nos hicieran mostrar las imágenes y nos meteríamos en un serio problema. El gobierno de Irán, para este tipo de cosas, es muy intransigente…
Pocos kilómetros después llegamos a Natanz, donde hacemos una parada para conocer lo más característico de esta pequeña población, el santuario de Abd as-Samad.
Este data de 1304 y es uno de los más antiguos de Irán. Fue construido en honor al sufí Sheikh Abd al-Samad. Posteriormente se han realizado restauraciones, añadiéndole una maravillosa bóveda.
El taxista nos dijo que no entráramos (100.000 riales), que no merecía mucho la pena ya que tan solo había unas pinturas antiguas y encima están en muy mal estado de conservación, así que así lo hicimos.
Natanz también es muy famoso por sus frutas de producción local, sobre todo las peras. El lugar donde está situado, entre la cadena montañosa de Kaskas (Kuh-e Karkas), la hace perfecta para este tipo de cultivos.
Como ya era hora de comer, aprovechamos para hacerlo en este mismo pueblo. El taxista nos llevó hasta un restaurante (no recordamos su nombre) donde comimos estupendamente, uno de los mejores kebabs de todo el viaje, pero eso sí… a precio de oro, 730.000 riales. Esta fue la mayor clavada de todo el viaje.
Con la tripa ya llena y ganas de siesta, ponemos rumbo a Esfahan, que aún nos separa una distancia de aproximadamente 150km.
ESFAHAN
Y al fin llegamos a Esfahan, mi querida y tan soñada ciudad.
Le decimos al taxista que no tenemos reserva de hotel y enseguida nos dice que no nos preocupemos, que él conoce uno bueno y barato. Esta frase, ya se nos está comenzando a hacer familiar…
Nos lleva hasta el EbneSina Tradicional Hotel, un alojamiento que intenta guardar el aire tradicional, pero que claramente está reformado al estilo europeo.
Como ya es costumbre, nada más llegar nos enseñan varias habitaciones y elegimos la que más nos gusta.
Pagamos 40€ por noche tras regateo, ya que nos pedían 45€.
En general nos pareció un buen hotel para los estándares iraníes, cuenta con todas las comodidades: wifi, camas cómodas, baño aceptable y desayuno.
Está situado a unos 30 minutos caminando de la plaza Naqsh-e Yahán, pero muy cerca de la Mezquita del Viernes.
El paseo hasta la plaza es agradable, ya que se hace en su gran mayoría por el Bazar de Esfahan. En taxi se tarda 5 minutos en llegar hasta la plaza por 100.000 IRR (1,66€).
Y aunque era tarde y estábamos bastante cansados, no nos pudimos resistir y nos acercamos hasta la Plaza Naqsh-e Yahán, una de las más grandes y bellas del mundo, para comprobarlo con nuestros propios ojos.
De momento solo os contamos, que no defraudó… 😉
Aprovechamos para comprar los primeros recuerdos en el bazar (180.000 riales) y cenar un bocadillo y una hamburguesa con paratas fritas (200.000 riales), que ya teníamos ganas de dejar un poco el kebab de lado…
Mañana nos esperan muchas más aventuras, así que a descansar y que lleguen ya!!
Felices sueños!!
Y lo más importante, ya para finalizar, si quieres disfrutar sin preocupaciones de Irán, ¡¡viaja seguro!!
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Y hasta aquí: “Con un par de maletas en Irán“
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